Los dinosaurios van a desaparecer «crónicas de un viajado»


Kro Nopio

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La vida en Barcelona puede ser todo risas, uno puede caminar por las calles maravillado por los monumentos, edificios históricos, esas callejuelas entreveradas que hay en el barrio Gótico donde le da a la ciudad un encanto particular. Si tu interés es el de consumir ropa, telefonía móvil, gastronomía mediterránea tienes múltiples opciones para visitar.

La relación salario costo de vida no es tan elevaba como en Uruguay y esto permite que el sueldo se pueda distribuir de otra forma impactando en la vida de consumo de las personas. Es variada la gama de boliches y fiestas. El turismo está presente todo el año e implica una gran entrada de dinero para el país, como es lógico es más fuerte la presencia de turistas en verano pero en invierno no deja de ser una ciudad elegida a la hora de hacer planes de viaje. El clima en invierno tampoco es tan duro y se puede ver muchos turistas de Europa del norte en mangas cortas yendo con impunidad con sus cámaras fotográficas colgadas al cuello.

Si lo planteamos así Barcelona es una ciudad “super way” ­cómo se dice acá­ pero no para todos es igual.

Cuando el invierno llegó a la ciudad la tarde las había que ocupar de otra forma que no sea la de estar tomando birras en la playa. Me hice de un colega mexicano y había veces que iba a su casa a echar unas partidas de juegos de mesa. La verdad es que hacía tiempo no me juntaba con gente a jugar juegos, ya casi que olvidado fui aprendiendo nuevos juegos, mejoré el poker, le encontré el sentido al domino y me halle en la perdición cuando jugué a los dados. El azar rondando el alma de las personas en ese instante que suponen los dados en su camino al impacto con la madera causo estragos en mí. En cada oportunidad que surgía o la generaba me jugaba uno de tres dados y apuestas, o un poker. Claro que siempre están los escépticos que no les gusta ese juego porque encuentran una dificultad en el no poder controlar el azar. A mi realmente no me importa controlar el juego si no controlar lo que yo puedo hacer en mayor o menor medida para no perder. Mi colega vivía en una casa llena de yankees aunque suene curioso o folclórico y con ellos en las noches de invierno me las pase jugando como cuando era niño.

Entre una de tantas cosas que pasan aquí un día puede suceder que detengan a mi colega por cualquier boludez del civismo (escupir en la vereda, cruzar la calle fuera del lugar indicado, etc.), excusas de esas están llenas y la falta te la puede marcar cualquiera de los tres tipos de policía que hay en la ciudad. La policía es el enemigo número uno ya que por tu cara simplemente te pueden pedir los documentos. El debate de la inmigración late diariamente como los corazones de los subsaharianos al saltar alambradas o al viajar en balsas improvisadas que se alimenta de una esperanza de llegar al otro lado para poder romper con una condición de vida que les toca desde que nacen hasta que mueren. La desesperanza y el hambre rondan Europa mientras los turistas gastan su plata en una camiseta del FC Barcelona.

Hablando con la gente de acá me han dicho que hace 20 años se pierden vidas en las fronteras, que no se ha llegado a un acuerdo político para con la situación que no sea el de la represión. Además la xenofobia es un virus que anda suelto y que a veces se arropa en pensamientos oscuros del siglo pasado. La ilegalidad es consecuencia directa de los estados de bienestar, algo que se lee: lo que damos lo damos solo para los nuestros. La falta de una mirada crítica y global hace pensar que esto es un tema de actualidad pero la condena de la inmigración empezó mucho tiempo atrás; con la colonización.

Tuve una adolescencia en la que iba formando mi pensamiento escuchando entre tantas cosas los cuentos de la dictadura militar en Uruguay dada la militancia política que existía en la familia de mi madre. Es curioso que muchos años después siga existiendo laposibilidad de ser un desaparecido, en este caso mi colega puede ser un desaparecido de agarrarlo la policía ya que lo deportarían y lo dejaríamos de ver sin ni siquiera podernos despedirnos de él. Los contextos son otros, la problemática no tiene que ver con un gobierno de facto pero sí con los dinosaurios que están en sus escritorios por detrás de estas políticas, ellos son los que deberían de desaparecer.

Kro Nopio

Crónicas de un viajado III «Mosca de Bar»


Mosca de bar

Kro Nopio

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No paraba de sonar en mi cabeza el tema de 2 minutos “mosca de bar” mientras escribía esta nota. Aquella introducción de Symns me retumbo desde que la oí por primera vez y hasta el día de hoy me describen de una manera exquisita la relación filosófica y real entre vida y bar.

Háblame de cultura de bar y decime que es para vos. Los bares en Barcelona son los lugares donde la gente vive gran parte de su vida cotidiana. Existe una pulsión entre el dinamismo que adquiere una ciudad y el ritmo que le imponen sus habitantes.
Los Bares son testigos silenciosos (a veces) de lo que nos deja esta contradicción.

No me ánimo a contar pero no les miento si les digo que mínimo debe de haber uno o dos por cuadra, -y si te vas para el centro deja de contar-. Van desde los más tradicionales con su clásico “gallego” vendiendo detrás del mostrar hasta los de la clase gran invasión china. ¿La diferencia entre unos y otros? Casi que no la hay, recuerden que las grandes ciudades son sinónimo de grandes cantidades de consumo y a los borrachos los mismo le da tomar una aquí o allá.

De hecho es tanta la cantidad de bares que hay que unos de mis despertadores – que no falla- es la persiana del bar que está en la esquina. Y si es por empezar temprano la jornada los bares abren antes que los supermercados así que el café de desayuno y sus variedades en el bar lo puedes tomar. A veces sí que el ritmo de esta ciudad me sorprende, a la media mañana ya hay luz verde para volver al bar. La razón es sencilla hay que reforzar ese desayuno con los bocatas.

Las charlas matinales dentro de un bar son las clásicas referidas a las noticias, lo mal que va el país, lo hijo de puta que es Rajoy, el barça y el clima. Un expreso y otra vez a la rutina.

Los bares de los barrios llevan un ritmo más lento, al igual que el de sus vecinos con bastones. Así que por mero entretenimiento los abuelos se pueden pasar una mañana entera adentro.En mi caso voy al bar al mediodía, leo el diario mientras me tomo una birra y veo al pasar a ese que entre los mandados para el almuerzo se toma una cañita. Al igual que la cantidad de bares existen diferentes medidas para tomar cerveza, el quinto, la caña, mediana y clara. Esta última lleva un poco de jugo de limón. La última vez que fui un grupo de viejos se disputaba los tantos en la partida de dominó.

Luego de la siesta casi obligatoria en Catalunya se vuelve al bar. Si entras a la tarde te podes llegar a enterar de la vida de los vecinos. Es un espacio social donde además de los habitué pasa algún que otro forastero a tomarse su trago. Los primeros son los que le dan al lugar las actividades diarias que puede tener la vida de un padre, madre, trabajador, niños, una vecina cualquiera, una persona como vos y yo, pero con la diferencia de lo que se puede hacer en la casa ellos lo trasladan al bar.

A la noche se puede ver desde la vereda pantallas encendida de color verde, es que como casi siempre hay fútbol los aficionados llenan esa cancha de botellas y mesas para disfrutar del match. Pero también se juntan lo vecinos a tomarse una antes de cenar, luego, antes de dormir, o simplemente para brindar porque se termino la jornada.

Esta dinámica en la vida de las personas y la presencia que tienen los bares responde a una costumbre en la vida de los catalanes, lo que genera un clima particular que solo se encuentra entre cañas y bocatas de anchoas. Como dicen Symns “el bar es el bosque que le queda a la ciudad”.

Kro Nopio

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Imagen enviada por Kro Nopio.

 

Imagen enviada por Kro Nopio.

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